Vivimos normalmente, pensando que somos los que dirigimos nuestra vida.
En un momento, cualquiera, nos damos cuenta que estamos haciendo lo que la sociedad, los demás, el sistema, quiere que hagamos.
De pronto, nos encontramos diciendo lo que los demás esperan que digamos, haciendo lo que los demás quieren que digamos. Y pensamos que esta bien.
Eso no somos nosotros, salvo que venga la respuesta desde lo profundo de tu corazón.
La sociedad te dice ve para allá, o para acá, o para vivir lo mejor es estudiar esto. Hace esto y nada te faltara. Después si tienes tiempo le podes dedicar a lo que quieras, a tu verdadera vocación. Recuerda que no siempre eres tu el que decide, a veces lo hace tu economía, tu deseo, tu dolor, lo que queda de ti después de que el mundo te doblega.
Ve hacia donde te indican, si de verdad coincide con la dirección de tu corazón. Sino decide quién eres.
En esta carta hay un león, y muchas ovejas.
¿Quién eres tú?
Esta fórmula ayuda a ser uno sin condicionamientos, a que no te importe, a ser auténticos, a salir del sometimiento, a hacer lo que hay que hacer, a ser uno mismo, a encontrar el propio destino, y fundamentalmente a respetarse a sí mismo.